Jardín Botánico de Caracas. Venezuela

LAS CORYPHAS Y AUGUST BRAUN 

by Bruno Manara

Fundación Instituto Botánico de Venezuela. Dirección de Investigación y Desarrollo Herbario Nacional de Venezuela. Apartado 2156. Caracas 1010-A. Venezuela. manara@camelor.rect.ucv.ve

    Entre los meses de mayo y julio de 2003 estuvo en plena floración, en nuestro Jardín Botánico, la palma talipot (Corypha umbraculifera), y toda Caracas se dio cuenta y lo celebró, tanto por la publicidad que le dieron los medios de comunicación, como por la posición estratégica de la planta, junto a la autopista Francisco Fajardo (Fig. 1).

    Pertenece a un grupo de aproximadamente ocho (tal vez menos) especies, originarias de las islas y tierras que rodean al Océano Índico, como: Ceilán, Java, las Molucas, Timor, Australia, las Célebes, la costa de Malabar, etc. Tales especies son: Corypha australis R. Br., C. cerífera Arruda, C. elata Roxb. , C. macrópoda Kurz, C. rotundifolia Lam., C. talliera Rxb., C. umbraculifera L., C. utan Lam.

De este género (Corypha), actualmente restringido al hemisferio sur del planeta, también se encontró un representante fósil, C. wilkinsonii, en las arcillas del Eoceno, en Inglaterra.

    La distribución actual de estas palmeras muy probablemente fue influenciada por el hombre, ya que se trata de plantas de gran importancia económica para las poblaciones locales.

    La especie más difundida es C. elata (también presente en nuestro Jardín), y la más pequeña es C. talliera, de unos 9 m de alto. Sin embargo, la más conocida es la palma talipot, C. umbraculifera, la cual, por cierto, no se conoce en estado silvestre: un indicio de que el hombre la cultiva y se beneficia de ella desde los albores de la civilización.

    Según la literatura especializada, estas palmeras alcanzan más de 20 m de altura, florecen una sola vez en su vida, entre 45-60 (-70) años de edad, y luego mueren. Sin embargo, un ejemplar de Corypha umbraciífera cultivada en Bejuma, Estado Carabobo, Venezuela, floreció a los 20 años (El Nacional, 11-7-2003), y la de nuestro Jardín hacia los 30 años de edad. El primer reporte de su presencia en el Jardín Botánico de Caracas data de 1974 (Lasser et al. 1974)

    El nombre científico del género Corypha es de origen griego, e indica la «parte superior de la cabeza». En efecto, estas palmeras producen su inflorescencia en la punta del tallo; las otras palmas, en cambio, tienen las inflorescencias en las axilas de las hojas, debajo de la última hoja, o a lo largo del tronco.

    El epíteto específico latino, umbraculifera, significa «que lleva o provee paraguas». En efecto, sus grandes hojas con forma de abanico se suelen usar como paraguas de emergencia en caso de un aguacero. Sirven, además, para confeccionar esteras, cestos, sombreros, sacos, abanicos y otros artículos de uso diario, y también para techar viviendas.

    Las hojas tienen un pecíolo acanalado y con espinas en los bordes, grueso como el brazo, y de unos 2 m de largo. La lámina foliar, por su parte, mide también 2 m de largo por 4 de ancho, y es recorrida por un centenar de nervios radiales, que originan igual número de segmentos agudos.

    Las hojas jóvenes, cortadas en trozos de 5 cm de ancho por 60 cm de largo, se usaron en el pasado como papel para escribir. Las letras se trazaban con un punzón metálico, y luego se volvían visibles recubriéndolas con una mezcla de aceite y carbón.

    Según el obispo S. Isidoro de Sevilla, escritor enciclopédico latino del s. VII d. C., el primero en utilizar hojas de palma para escribir fue un frigio de nombre Dares, y sobre ellas grabó la historia de las luchas entre griegos y troyanos (Etym., I, xlii).

    El tronco de esta palma, con un diámetro de 60 a 90 cm, posee madera dura y de color oscuro, y se usa especialmente en la construcción de viviendas.

    La enorme inflorescencia, de unos 5 m de largo y hasta 6 m de ancho, es una gigantesca panícula muy ramificada, cubierta por unos 10 millones de pequeñas flores blanco-cremosas y de suave perfume, que originarán una carga de hasta 500 kg de frutos. Por ser tantos, tardan 13 meses para llegar a plena madurez.

    El ovario de cada flor contiene tres óvulos soldados entre sí, de los cuales solo uno se desarrolla para producir un fruto redondo del tamaño de un limón pequeño. Los pájaros y otros animales comen la pulpa, y el cuesco que contiene la semilla se utiliza para hacer collares, zarcillos y otros adornos.

    El cogollo de las Coryphas jóvenes da un excelente palmito, y del tronco se extrae sagú. Para obtener tales productos, esta palma se cultiva en grandes cantidades en la India, y especialmente en la isla de Ceilán.

    Esta palma, además de su espectacular porte, es también una de las plantas más beneficiosas en sus tierras de origen, y creció en nuestro Jardín gracias a las semillas obtenidas por August Braun (1921-2003), el cual anotó que tardaron 50 días para germinar, y alguna tardía, hasta 3 meses.

    Este Técnico Jardinero suizo llegó a Venezuela en octubre de 1951, tras un breve carteo con el Dr. Tobías Lasser, director del Jardín para ese momento, y vino para hacerse cargo de la dirección de los trabajos de «construcción» del Jardín Botánico.

    De hecho, a él se debe la configuración actual de la parte plana del Jardín Botánico. En efecto, según un proyecto anterior, las plantas de lo que debía ser el Jardín de Sombra se deberían disponer por familias, y así ya se había comenzado a hacer con las Anonáceas y las Lauráceas, al comienzo de lo que es hoy el Arboretum. El Sr. Braun, sin embargo, rechazó esa planificación, con el argumento de que no es así como se encuentran las plantas en la naturaleza. En otras palabras, prefería más bien una propuesta análoga a lo que se conoce como Jardín Inglés, en el cual las plantas se disponen mezcladas y combinadas en forma tal, que se logren efectos estéticos a la vez que se da la impresión de que están en su ambiente natural.

    En particular, como sentía una decidida preferencia por las palmas, muy pronto el espacio inicialmente previsto para el Palmetum quedó rebasado por la gran cantidad de palmas que se fueron incorporando al Jardín: algunas colectadas por él en sus viajes de exploración, otras intercambiadas con cultivadores de diversas partes del mundo, otras compradas con sus ahorros personales, y un buen lote donado por el Cap. Harry Gibson. La razón que daba el Sr. Braun para justificar la abundancia de palmas en nuestro Jardín, además de su alto valor estético, era que estas son las plantas más características del trópico; de allí que debieran ser un elemento predominante en un jardín botánico ubicado en el valle de Caracas.

    Gracias a su constancia y a una dedicación de más de 45 años, logró reunir una colección de palmas, que es reconocida como una de las más variadas y ricas de América. Entre estas reinas del mundo vegetal, tan admiradas por el Sr. Braun, al lado de las majestuosas corifas asiáticas y las no menos imponentes ataleas criollas, se pueden admirar también algunas especies muy raras, como Pelagodoxa henryana, que ya no se encuentra en estado silvestre en las islas Marquesas, su patria de origen, por la destrucción de los bosques donde crecía.

    Como un reconocimiento a su pasión por las palmas en 1999, el Comite Editorial de ABV, rindió homenaje a la obra de August Braun con la publicación de un número temático sobre Arecaceae. Llamó la atención también, que el momento culminante de la floración de Corypha umbraculifera en nuestro Jardín coincidiera con el fallecimiento del Sr. August Braun. Fue como si la Naturaleza quisiera rendirle un último y espléndido homenaje al trabajador incansable y apasionado que había dedicado la mayor parte de su vida para crear el remanso de paz y esplendor vegetal que es el Jardín Botánico de Caracas.

BIBLIOGRAFÍA

1. Lasser, T., A. Braun & J. Steyermark. 1974. Catálogo de las plantas que crecen en el Jardín Botánico del Ministerio de Agricultura y Cría, Caracas.        [ Links ]

Jardín Botánico de Caracas. Universidad Central de Venezuela. Avenida Salvador Allende. Caracas-Venezuela.
Apartado 2156, Caracas1010-A

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