El suelo de mi jardín. Apunte III
Jose Grassia 2014
Casi siempre cuando hablamos de un cultivo pensamos en el tipo de suelo recomendado para esas plantas, entonces quizá podamos hacernos la siguiente pregunta: ¿Y sí no sé que tipo de suelo tengo?
Por lo tanto, veamos una serie de formas, no científicas, para tratar de reconocer el tipo de suelo. Métodos totalmente rudimentarios pero que nos pueden sacar de un apuro.
La primera norma que todo jardinero debe conocer es que las plantas se adaptan al tipo de suelo y no al revés. La estructura cambia según el medio en el que nos encontramos y como los humanos, las plantas también tienen sus preferencias. Si conocemos qué tipo de suelo alberga nuestro jardín o que sustrato usamos en nuestras macetas, podemos adaptar las plantas y conseguir el máximo desarrollo de ellas.
Lo dicho está muy bien, pero por otra parte tampoco vamos a dejar de cultivar plantas con menores preferencias al suelo que tenemos, porque no pasaría nada grave.
Los diferentes tipos de suelo
El suelo puede presentar distintas características, incluso en nuestro jardín. Es decir, puede que la estructura del suelo varíe en pocas distancias debido a rellenos o construcciones.
Saber con seguridad la clase de suelo que tiene nuestro jardín solo se garantiza cuando se realizan pruebas de laboratorio o con un equipo de ensayos, pero también hay algunos trucos para conocer por dónde van los tiros, y que pueden ser muy prácticos.
La observación de la estructura del suelo se hace con humedad, por lo tanto, seleccionamos una muestra del medio de cultivo y la humedecemos (pero sin empapar).
A partir de aquí según los resultados obtenidos, la muestra estará formada por un componente u otro, o una mezcla de varios. Veamos:
- Aprieta y suelta la muestra, y si mantiene la forma después de apretarla es que tiene arcilla. Cuanto más moldeable y suave sea la muestra mayor contenido en arcilla.
- Aprieta y suelta la muestra. Si se quedan restos sobre tu palma de la mano e incluso mancha, es que existe una granulometría comprendida entre la arcilla y la arena, y puede ser un tipo de suelo limoso (suelo intermedio)
- Si la muestra se desmenuza totalmente y cae entre los dedos el suelo alberga sobre todo contenido en arenas.
Como es lógico las partículas de mayor tamaño serán, por su peso, las que más rápido caigan al fondo del recipiente.
Por el contrario, partículas con contenido en arcilla, por su tamaño, pasarán un tiempo bastante mayor flotando sobre el agua.
Cuando las partículas en suspensión se van depositando es fácil comprobar qué componente están en mayor cantidad que otro
- Arcillas: tamaño <0,002 mm
- Limos: tamaño entre 0,002-0,06 mm
- Arenas: tamaño entre 0,06-2 mm
- Gravas: tamaño entre 2-60 mm
- Cantos rodados: tamaño entre 60-250 mm
- Bloques: tamaño >250 mm
Esta vez utilizaremos un recipiente o frasco de vidrio, introducimos la muestra de suelo que queramos «analizar» y añadimos agua hasta superar la mitad del frasco.
La relación de cantidad agua-suelo no es tan influyente y una medida puede ser 2 partes de agua por 1 de suelo. Tapa el recipiente, agita con fuerza y deja reposar un rato la mezcla (hasta que puedes ver los componentes de la mezcla separados).
A partir de aquí puedes realizar el siguiente análisis:
- El material orgánico flota. Observa la cantidad y compáralo con otras partes de tu jardín. Si apenas hay materiales flotando es que tu suelo es deficiente en materia orgánica y te toca añadir compost.
- Las partículas de arena se podrán observar en el fondo del recipiente. Un contenido elevado declara un tipo de suelo arenoso.
- Las partículas más pequeñas (limo o arcillas) se mantienen en la parte de arriba, justo debajo de la materia orgánica flotante. Un gran contenido de estos compuestos en detrimento de un fondo del tarro arenoso declara un suelo arcilloso o limoso.
Estos pequeños trucos son a nivel de usuario y para saber más o menos qué compuesto es el que más abunda en tu jardín y qué plantas les viene mejor.
En el momento en el que el suelo presente problemas de drenaje, encharcamiento, etc. podemos hacer un análisis exhaustivo con equipo instrumental o bien servirnos de algunos consejos para mejorar el suelo que iremos comentando más adelante.
Suelo pedregoso
Ventajas: buen drenaje. Suficientemente seco para trabajarlo en épocas de lluvias.
Inconvenientes: se seca poco en verano y acumula muy poca humedad. Es complicado de cultivar.
Método para mejorarlo: El laboreo deberá ser siempre superficial, eliminar las piedras y cantos más grandes de la superficie. Esto no quiere decir que se debe eliminar todas las rocas sino sólo las más grandes. Frecuentemente son suelos básicos alcalinos. Añadir estiércol o compost en abundancia y realizar un buen plan de abonado y fertilización según los cultivos que se vayan a plantar.
Suelo con turba
Ventajas: suelo fácil de trabajar. Uno de los mejores suelos para arbustos y palmeras. Muy fértil
Inconvenientes: suele ser ácido y en la mayoría de los casos se ha de corregir el pH. Además, también se tendrá especial atención al drenaje y es posible que haya que mejorarlo.
Método para mejorarlo: suelen tener altos niveles de fertilidad por lo que no es necesario la aplicación de compost o estiércol en los primeros años. Según el pH, se deberá corregirlo con materias que aumenten el pH, como la cal.
Suelos calcáreos
Ventajas: suelo muy apropiado para plantar herbáceas, flores y cactaceas.
Inconvenientes: en momentos de humedad, suele ser pegajoso y de consistencia blanda. Hay que tener especial cuidado con el pH, que puede ser excesivamente alto.
Método para mejorarlo: laboreo superficial y añadir suficiente cantidad de materia orgánica hasta llegar al 1,5-2%. Suelen tener un gran drenaje y por tanto son pobres en nutrientes. Tener especial cuidado con el aporte de fertilizantes. Puede ser apropiado añadir una capa de mantillo en la superficie, para reducir el drenaje del suelo y conseguir que las plantas dispongan de más humedad.
Suelos ligeros (arenas, arenas y limos)
Ventajas: muy adecuado para cultivos de primicias ya que es fácil de trabajar, incluso en condiciones húmedas. Posee buen drenaje y una textura poco densa.
Inconvenientes: Los nutrientes suelen lixiviarse debido a su alto drenaje. Suele secarse muy rápidamente y conserva durante poco tiempo la humedad. Es necesario realizar riegos frecuentes. Sufre cambios bruscos de temperatura, pudiendo estar excesivamente frío por la noche.
Método para mejorarlo: aporte continuo de agua y nutrientes a las plantas. Es necesario aplicar gran cantidad de materia orgánica en el suelo para aumentar la capacidad de intercambio catiónico del suelo y la retención de humedad. Mucha atención a los síntomas de carencia de nutrientes
Suelos intermedios (mezcla entre limos y arcillas)
Ventajas: posee buena estructura, pues es mezcla homogénea entre suelos arcillosos (pesados) y suelos arenosos (ligeros y con mucho drenaje). Tienen una buena capacidad de retención de humedad y nutrientes, sin llegar a tener problemas de encharcamientos.
Inconvenientes: en invierno y tiempo lluvioso, pueden formarse costras superficiales que se eliminan con un laboreo ligero.
Método para mejorarlo: no requiere modificaciones sustanciales. Realizar aportes periódicos de materia orgánica y controlar el pH para que no haya fluctuaciones. Eliminar las costras superficiales con arado ligero en otoño.
Suelos densos (arcillosos)
Ventajas: muy buena reserva de nutrientes y humedad. Poseen una gran capacidad para almacenar e intercambiar iones.
Inconvenientes: acumula mucho las bajas temperaturas y no es apto para cultivos tempranos. No es aconsejable para palmáceas Si la humedad es alta, puede llegar a producir encharcamientos y asfixia radicular.
Método para mejorarlo: puede llegar a necesitar una mejora en el drenaje. Necesita laboreos profundos para remover la tierra y aumentar la capacidad de drenaje. Aplicar materia orgánica de forma periódica.
Propiedades de un sustrato
El sustrato que empleemos, tiene que reunir unas condiciones básicas y no tan básicas para cada planta. Frecuentemente, las plantas que cultivamos son especies que tratamos de adaptar traídas de otros países, regiones o continentes.
Esto hace que debamos simular lo mejor posible las condiciones del entorno donde se desarrollaron originalmente, si queremos unos resultados óptimos y una variedad vegetal sin precedente. Para eso debemos empezar, como si de una casa se tratase, por los cimientos.
Lo primero que debemos tener en cuenta es que el sustrato, en lo que a características fisicoquímicas se refiere, no tiene las mismas características de un suelo. Un sustrato será mucho más aireado en relación al poco peso que genera el volumen contenido en la maceta o cantero. Pero la diferencia más importante quizá sea el contenido en materia orgánica.
Actualmente, un suelo con un 3% de materia orgánica se considera un buen suelo. La gran mayoría están entre el 1% y el 2%
Un sustrato, sin embargo, perfectamente puede llegar a niveles del 70% en materia orgánica, incluso pudiendo ser cercanos al 90% en algunos casos. Otros factores importantes para la elección o creación de sustrato serán la porosidad o capacidad de intercambio de aire, y la capacidad de retención de agua. Siendo también importante no solo la capacidad de retenerla sino también la cantidad del liquido que se encuentra disponible para la planta.
La última característica de un sustrato, de mucha relevancia aunque pueda parecer obvia, es el soporte mecánico para el desarrollo de la planta.
Sustratos naturales
Sustratos formados por arena
Este es uno de los sustratos más utilizados por su facilidad de uso, granulometría y porque nos da un buen drenaje general al homogeneizarse bien con el resto de los componentes del sustrato. Las mejores arenas para este fin, son las de río.
Tienen una capacidad de retención de agua media. El único problema que podría presentar, es que con el tiempo perderemos un poco de aireación debido a la compactación, por lo tanto se recomienda evitar las arenas finas. Otro aspecto interesante es que apenas se degradan con el tiempo.
Sustratos formados por gravas
Otro sustrato muy utilizado también. Buena estabilidad estructural, baja capacidad de retención de agua (mucho drenaje), pero su porosidad es alta por lo que favorecen la aireación general del sustrato. Son también muy estables como las arenas de río.
Las mejores gravas son las de cuarzo, y las que tengan poco contenido en carbonato de calcio. La piedra pómez fragmentada es otra muy interesante, que debe ser lavada antes de su utilización.
Sustratos formados por grava volcánica
No hace falta decir la procedencia de este material. Compuesto principalmente por óxidos de silicio y aluminio entre otros. Es una roca efusiva joven, de terciaria a reciente, que contiene feldespato potásico, cuarzo y plagioclasas; pasta de grano fino a vítreo en las que cristales de biotita forman fenocristales. Como ventajas podríamos decir que contiene algunos micro y macronutrientes como calcio, magnesio y fósforo. Ph algo ácido y capacidad de retención de agua prácticamente nula.
Sustratos formados por Peat moss o Turba
Así como los tres materiales anteriores se podrían considerar inertes, en la turba nos salimos un poco de esa clasificación. La turba es la primera fase de formación del carbón mineral a partir de restos vegetales.
Su composición es muy variable. Distinguimos entre turbas rubias (de musgo Sphagnum) y negras. Las primeras menos mineralizadas y por tanto con mayor contenido en materia orgánica son muy utilizadas en almácigos de siembra.
Las auténticas y buenas turbas rubias son las compuestas por restos de musgos. Las negras, todo lo contrario. Tienen más contenido mineral, pero también son más estables.
A la hora de comprar turba tenemos que prestar mayor atención que con otros sustratos. Al variar su composición en función de su procedencia debemos tenerlo en cuenta.
Sustratos compuestos de fibra de coco
Es muy utilizada para este fin. Tiene una muy buena capacidad de retención de agua y a la vez buena capacidad de aireación. Suele contener sales así que debe lavarse. Por lo general viene en panes comprimidos por lo tanto debe ser mecanizada para fragmentarla De todas formas, preguntar antes de comprar ya que podría presentase lista para su uso.
Sustratos ricos en estiércol
El estiércol procede de excrementos animales, mamíferos a aviares. Debe estar previamente tratado, compostado y descompuesto para su utilización directa en maceta. Tiene un alto contenido en materia orgánica. También dependerá del tipo de estiércol del que se trate y de su nivel de compostado. Su capacidad de retención de agua es muy buena también. Se suele lixiviar el estiércol fresco y utilizar esta solución rebajada en agua como fertilizante líquido y los sólidos restantes para la preparación de sustratos. Es importante ser cuidadoso en la dosificación del estiércol ya que su contenido en nitrógeno es muy alto y podría provocar daños en los vegetales cultivados en este sustrato
Humus de lombriz
Ya se ha hablado largo y tendido sobre este tipo de compost elaborado sabiamente por la lombriz roja californiana. Le debemos mucho a este pequeño anélido. Este sustrato es uno de los mejores a día de hoy. Su aporte en nutrientes disponibles es excepcional, además de mejorar la estructura del sustrato y su composición química.
Corteza y hojas de pino
Es también muy utilizada. De las cortezas es la más buscada. Se utiliza tanto fresca como compostada. El último caso es el más recomendable ya que las frescas pueden causarnos problemas de fitotoxicidad e impermeabilizar el sustrato por el contenido de resinas. Tiene buena capacidad de aireación y su capacidad de retención de agua es media-baja.
Hojarascas, mantillos y cascaras varias
En nuestro país es muy común el uso de hojarascas de bosques y selvas como integrante de los sustratos, sola o combinadas con suelos u otros elementos según sea las características y Ph que se requiera. Debe ser triturada apropiadamente antes de su utilización en macetas. Contiene mucha cantidad de semillas indeseadas que pueden germinar en los contenedores. Se recomienda desinfectarla antes de usar.
El mantillo es la primera capa (aproximadamente los 5 cm superficiales) del piso de bosques y selvas, con alto contenido de materia orgánica, muy fértil y con buenas condiciones de permeabilidad y retención de agua. Debe ser triturado y desinfectado antes de usar para evitar infestaciones indeseadas en el sustrato.
También puede usarse cascaras de cereales y otros subproductos de la explotación agrícola, como cascaras de arroz, trigo, girasol, maní, etc. para aportar materia orgánica, porosidad y retención de agua. En todos los casos es conveniente que estos subproductos estén compostados y secos
Sustratos artificiales
En algunos casos podremos necesitar agregar a nuestros sustratos alguno de estos compuestos para lograr propiedades necesarias para un caso concreto.
Sustratos de perlita
Gran capacidad de retención de agua, hasta 5 veces su peso, pero a la vez, gran porosidad. Es un excelente componente que proviene de gravas volcánicas a las que se les aplica un tratamiento térmico para que adquiera dichas propiedades.
Muy utilizada junto con la vermiculita en sustratos para almácigos. También tiene una durabilidad aceptable, cercana a los 6 años.
Vermiculita
Mineral perteneciente a la familia de las micas compuesto por silicatos de aluminio, magnesio y hierro al que se le trata térmicamente adquiriendo un volumen muy superior al original. Esta expansión es la que le confiere las características de alta capacidad de retención de agua y capacidad de aireación, aunque este último se llegue a perder con el tiempo por la compactación, así como pasa con las arenas.
Arlitas
Conocidas como arcillas expandidas o Lecas, también deben tratarse térmicamente para que adquieran un volumen muy superior a su peso y ganen en porosidad. Esa es su gran virtud, ya que por el lado contrario tenemos una baja capacidad de retención de agua.
Poliestireno expandido
Aunque es un plástico, y no nos gusta demasiado, ha sido y sigue siendo utilizado como componente aireador de muchos sustratos. Su bajo precio puede ser un buen motivo de su uso tan común.
Posee una baja capacidad de retención de agua. Y su desventaja es que suele flotar acumulándose en la superficie de la maceta
Bibliografia
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Curso: Agroquímicos en el jardín -Sustratos y agua 2008
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