Butia paraguayensis
El caso del Cerro Miriñaque. Uruguay
José Grassia mayo 2025
Los cerros chatos en el noreste de la República Oriental del Uruguay
Los cerros chatos resaltan como un relieve característico del noreste de Uruguay. Son elevaciones de 300 m sobre el nivel del mar (150 m sobre el terreno circundante), generalmente formadas por areniscas Jurásicas, caracterizadas por una cima plana, una saliente de piedra de altura variable y una ladera escalonada o cóncava.
Aproximadamente a los 31° 31’ S y 55° 39’ O se encuentra el cerro Miriñaque en cuyas laderas y en la cima se encuentra un relicto de la especie Butia paraguayensis, también conocida como Yatay poñi y que fuera citada por Jorge Chebataroff allá por el año 1941.
El cerro Miriñaque
Lo interesante de lo anterior, es el hecho de que, si bien Barbosa Rodríguez cita esta especie como natural para Argentina, Brasil y Paraguay, en el caso de Uruguay se desarrolla solo en el norte, sobre afloramientos de areniscas y en sitios como los cerros chatos, siendo este Cerro Miriñaque aparentemente el único sitio donde aún se la puede encontrar.
Esta especie es nativa de las areniscas de Tacuarembo y de la formación Arapey en el Departamento de Rivera en suelos del grupo CONEAT 1.24 desarrollados en escarpas basálticas y sedimentos arenosos de la formación Tacuarembo, en quebradas características bañadas por las aguas de los ríos desbordados y ocupados originalmente por los montes de quebrada cuyos relictos aún se pueden ver en las laderas y en donde se dan las palmeras de esta especie.
Las laderas abruptas y rocosas dificultan el acceso a la cima del cerro
Solo las cabras y roedores logran escalar los farallones
La vegetación de los cerros
Vegetación de las praderas ganaderas circundantes
La cima del Miriñaque abarca una superficie de aproximadamente 1,7 Ha y esta cubierta por pastizales donde se destaca Schlechtendalia luzulifolia y los pastos Sorghastrum pellitum, Axonopus siccus, Axonopus argentinus y Bromus auleticus. Entre las mencionadas especies se puede observar unos 200 ejemplares de B paraguayensis de distintos tamaños y edades.
Los restos de bostas nos indican la presencia de cabras que quizá, junto con las aves, sean el origen de la presencia de estas palmeras en la cima del cerro, lo cual conocemos como zoocoria.
Asimismo, el marcado desnivel en el suelo de la cima explica la disposición de las plantas jóvenes y ancianas ya que existe una definida dispersión por hidrocoria.
La inesperada vista de la cima del cerro Miriñaque
Un palmar enano en las alturas
La tarea no es simple, pero apasiona
Palmas creciendo entre los afloramientos rocosos
Los estípites quemados y la ausencia de material vegetal en el suelo nos indica la practica ancestral del incendio de praderas para renuevo de las pasturas, fuego que asciende por las laderas de los cerros y alcanza las cimas.
El fuego elimina los restos foliares secos
Butia paraguayensis presenta estipe solitario, de hasta 2,5 m de altura y 25 cm de diámetro, presentando un tronco subterráneo, con las bases de las hojas caídas adheridas al tronco y raíz profunda. Cuando joven parece acaule. Muestra hojas pinnadas, con el raquis recurvado, de color verde ligeramente azulado o grisáceo, de hasta 2 m de largo al cabo de un pecíolo de 60 cm, subleñoso y dotado de espinas formadas por fibras lignificadas; los folíolos se insertan en el raquis, uniformemente dispuestos, en dos planos, formando una V.
Destaca el color verde glauco
Los entrenudos reducidos hablan de la lentitud de crecimiento de la especie
Las frondas se arquean gracilmente
Los foliolos dispuestos ordenadamente en dos planos forman una V
Las flores forman inflorescencias de color amarillo o rojizo, conteniendo hasta 100 flores monoicas, protegidas por una espata leñosa y acanalada; las masculinas ocupan el ápice del espádice, y muestran 3 sépalos, 3 pétalos y 6 estambres. Las femeninas ubicadas en la zona proximal, tienen el perianto imbricado y el ovario súpero. Florece hacia fines de primavera.
El fruto es una drupa, formando racimos; es oblongo-turbinado, de hasta 4 cm de diámetro, de color amarillo o anaranjado y pulpa jugosa y abundante. Las semillas son ovoides con puntas, de color pardo, con poros germinativos por uno de los cuales brotará el pecíolo cotiledonal al geminar.
La espata leñosa que encierra la inflorescencia y el racimo de frutos maduros
Los ejemplares jóvenes se presentan acaules y forman grupos de 3 a 12-15 ejemplares en formaciones que llegan a cubrir zonas de 2-3 metros de diámetro y 60 -80 cm de altura, por lo general cercanos al borde de la escarpa y en las laderas del noreste hacia donde escurre el agua de lluvia, Con el paso del tiempo y desarrollo de las plantas, se pueden observar ejemplares con tronco formado, solitarios o en grupos de 2-3 ejemplares con estípites no mayores al metro de altura y 17-20 cm de diámetro en la base.
A pesar de la descripción de la especie que indica un estípite solitario, en el cerro Miriñaque hemos verificado la existencia de ejemplares que muestran una marcada tendencia a ser cespitosos. Esto podría indicar que habría hibridación con otra especie también presente en la región como ser Butia lallemandtii, netamente cespitosa o también una variedad de Butia poñy que también se muestra cespitosa.
Posible crecimiento cespitoso
Las asombrosas vistas desde la cima del cerro Miriñaque nos permiten estudiar la disposicion de este relicto de palmeras Butia paraguayensis que increíblemente se encuentran en este espacio aislado e inaccesible.
Se especula con la posible presencia de otra especie del genero Butia (quizá B lallemandtii que crece naturalmente a poca distancia, hacia el norte de Rivera ) en las laderas y quebradas cercanas que podría hibridarse naturalmente con B. paraguayensis dando así algunos caracteres particulares, como ser el habito cespitoso.
Indudablemente que son necesarios mayores estudios acerca del origen de esta población tan aislada en tiempo y espacio y en especial, establecer mecanismos y legislaciones para la protección de la especie.
Agradecimiento especial a Gerardo Frache, de Colonia Valdense, Uruguay, que me guiara hasta este sitio tan peculiar para realizar estos estudios.
Bibliografia
Carrere, R. 2006 Viaje a un palmar enano en Rivera
Chebatarof J. 1974. Palmeras de Uruguay 30 p
Deble et. al. 2017 Resurrection and epitypification of Butia poni (Arecaceae), a neglected palm micro-endemic in the grasslands of Misiones, Argentina. Phytotaxa 316 (2) Magnolia Press
Muñoz J. Ross P. Cracco P. Flora Indigena del Uruguay 1993 284 p
Noblick L. 2005 Working out Butia Puzzles from Paraguay to Argentina The Montgomery News VOL. 13 NO. 1 SPRING
Muy interesante la descripción de este relicto de palmeras Butia paraguayensis; buenas fotos. Atracticva la teoría sobre las hibridaciones.