En cambio, en el caso de las multicaules, desde un mismo sistema radicular prosperan distintas yemas de crecimiento dando origen a un estípite cada una.
La característica que comparten las unicaules y multicaules es que cada estípite tiene en el ápice una única yema de crecimiento que da origen a las hojas que forman la corona o copa.
No obstante lo antedicho, se presentan casos donde, ante el daño de la yema apical, la palma reacciona, en un desesperado intento de sobrevivir, activando otra célula que procura reemplazar a la dañada para que la palma continúe viviendo.
En determinados casos de accidentes apicales, se activa una nueva yema de crecimiento, aun cuando la dañada siga viva. En este caso nos encontramos con una palma con dos puntos de crecimiento desde donde se desarrollaran dos coronas de hojas completas que florecerán y fructificaran a su debido tiempo.
Si bien no esta totalmente claro el motivo, es evidente que algunas especies tienen mayor tendencia a ramificar que otras. Así también algunos individuos son particularmente propensos a activar nuevas yemas de crecimiento ya que podemos hallar palmeras con varias ramificaciones.
Es posible que esta sea una estrategia de supervivencia de algunas especies sometidas a fenómenos meteorológicos propios de su hábitat como lo son los vientos intensos, rayos, incendios forestales durante la estación seca y/o animales depredadores que coman su cogollo. Por ejemplo, el oso negro (Ursus americanus) se alimenta de los «corazones» (los brotes terminales, palmitos) de Sabal y Serenoa, dañando o matando a las palmas (Roof 1997).
Es así como es frecuente ver palmas ramificadas de los géneros Sabal y Colpothrinax de las áreas de huracanes del Caribe o de Copernicia y Butia de las extensas llanuras de pastizales en Sudamérica expuestas a los incendios estivales.
También se da el caso de especies que suelen ramificar, ya sea desde la base como en la parte aérea del tronco, en forma espontánea, sin daño mediante. Estos casos se producen generalmente cuando crece una yema axilar vegetativa en lugar de una yema floral, En principio crece en forma horizontal y si logra sobrevivir sin quebrarse, el gravitropismo hace que comience a buscar la vertical y logra crecer casi paralelo al tronco principal creandose, con el tiempo, una ramificacion con caracteristicas similares al estipite original.
Aquí es necesario dejar en claro que no debemos confundir las palmas ramificadas espontáneamente o por accidente apical, con aquellas que su crecimiento es naturalmente ramificado en forma dicotómica, es decir, que no solo se bifurcan sino que lo hacen una y otra vez, lo cual es algo totalmente inusual, no solo en la familia de las palmáceas sino entre todas las plantas superiores. Tal es el caso del género Hyphaene que crece en pleno desierto.
Causas de daños en las palmeras
Washingtonia robusta San Diego California